Sentimental

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sábado, 23 de enero de 2016

CAPÍTULO 1_ CUENTO DE INVIERNO

"CUENTO DE INVIERNO": 
 la felicidad es el mejor regalo


Todos los días, de camino a casa, descansa absorta en los cristales de esa librería... detiene el tiempo mientras se deleita en cada objeto, a cada cual más deseado, que adorna con esmero el escaparate.
Repara en un librillo de apenas 60 páginas que, en letras pequeñas, anuncia a quién va destinado... "la felicidad es el mejor regalo", esa frase tiene nombre y apellido! 
Cada día, de regreso, escrutina los tres expositores atenta para ver qué ha cambiado o en qué se ha incrementado la exposición, como si jugase con ella misma al juego memorístico de los objetos, comprobando que su cuento, el mejor regalo, la espera. Una tarde, víspera de Reyes, sale antes hacia el trabajo para decidirse a adquirirlo pero, cuando entra ilusionada, ha sido vendido momentos antes y, por más que explica su ubicación y descripción, al no recordar el título, no saben decirle de qué libro se trata y poder encargarlo para otra ocasión... elije otro, diferente, y se marcha cabizbaja porque, cada regalo que entrega, lleva bien claro destinatario desde el principio; éste, sin embargo, fue un pobre sustituto a falta de pan...
Aún así, no convencida de un no por respuesta_ como su carácter marca_ el día 07, sin apenas jaleo por la mañana, al salir de trabajar decide regresar a explicar dónde estaba, qué lugar ocupaba  y cómo era su libro para poder encargarlo, ya que ese especial ejemplar tenía un rostro claro dibujado como receptor; después de que la tomaran por loca, hiciera revisar albaranes y diese hasta el más mínimo detalle de él, excepto su título_ quizá importante_ giró como llamada hacia una de las estanterías y allí se encontraba una copia más... Como si hubiese alcanzado el más valioso de los bienes existentes, su rostro se iluminó y sus ojos brillaron de nuevo; una luna dorada adornaba el envoltorio pulcramente realizado para él.

El libro, no fue entregado.
Quizá, después de tanto esfuerzo y desilusión, debía quedarse con ella; ella entendía su significado y valor y, a lo mejor, estaba mejor allí...
Lo guardó días en su caja, casi como a un apestado, hasta que_ y por qué no, se dijo_ decidió autorregalárselo y, una tarde de domingo, lo abrió delicadamente, lo dedicó y comenzó a leer... 

La felicidad es el mejor regalo y, aunque a veces el camino nos pretenda despistar, sólo se encuentra en cada uno, en uno mismo.

 

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