En plena catarsis, elegida y necesaria, se aprende que la vida se disfruta sin esperar, sin exigencias, sin pedir peras al olmo... Cada cual da lo que puede dar y no es jugable, sólo respetable y aceptable.
Observa cómo eres tratado cuando ya no te necesitan y comprenderás qué significas en sus vidas... No es motivo de decepción ni de ajuste de cuentas, sólo ajusta las velas para que sus tormentas no te impidan llegar a buen puerto.